Agnosias
AGNOSIA
La
incapacidad de reconocer un estímulo, aunque haya una adecuada sensación de
éste, se denomina agnosia. Esta palabra proviene del griego gnosis
= conocimiento, y a =
negación, ausencia, y significa “desconocimiento”. Agnosia es, entonces, la
pérdida de la capacidad de transformar las sensaciones simples en percepciones
propiamente dichas, por lo que el paciente (a pesar de ver, oír o sentir) no
puede reconocer los estímulos visuales, auditivos o táctiles. La definición de
agnosia lleva implícita la idea de que hay integridad sensorial primaria (Los órganos
de los sentidos no presentan ningún tipo de alteración), y ausencia de
deterioro intelectual global.
La
agnosia se presenta en casos de lesiones de la corteza parietal, temporal y
occipital.
Las
zonas afectadas son las llamadas áreas de asociación, que participan en el
análisis e integración de información de una o varias modalidades sensoriales.
Se
conocen diferentes tipos de agnosia (visuales, espaciales, auditivas, táctiles
y del esquema corporal (somatoagnosias o asomatognosias).
AGNOSIA
VISUAL
Es
la incapacidad para reconocer estímulos visuales familiares, a pesar de que se conserva
(al menos parcialmente) la sensación visual; es decir, el defecto perceptual no
deriva de una falla en la resolución visual o de una ceguera. Quienes sufren
este tipo de agnosia pueden “ver”, o sea identificar líneas, formas, diferentes
niveles de iluminación, describir las partes del estímulo visual y en ocasiones
copiar un objeto, pero son incapaces de reconocer el significado de lo que ven,
que es el objeto. Estas alteraciones se pueden observar disociadas para el
reconocimiento de objetos (agnosia visual de objetos), colores
(acromatognosia), palabras (alexia agnósica), caras (prosopagnosia) o para
integrar las partes de un estímulo complejo (agnosia simultánea o simultagnosia) (Biran y Coslett,
2003; Riddoch y Humphreys, 2003).
En
1870 Finkelnburg utilizó el término asimbolia para definir la incapacidad para reconocer
símbolos convencionales. Meynert (1900) hizo la distinción entre asimbolia sensorial
y motora para referirse a la imposibilidad de identificar objetos y de hacer
uso de ellos, respectivamente. En 1891 Munk introdujo el término ceguera psíquica
para describir la incapacidad de reconocer objetos, la cual se observan en perros
como resultado de la ablación experimental de áreas de asociación de la corteza
visual; así estableció la distinción entre ceguera psíquica (defectos en la
interpretación de los estímulos visuales) y ceguera cortical (pérdida de la
sensación visual como resultado de lesiones corticales bilaterales, aunque
suele conservarse la percepción de movimiento y de los cambios súbitos en el
nivel de iluminación).
Freud
(1891) introdujo la denominación de agnosia, entendida como un trastorno en el
reconocimiento perceptual. El término acabó por imponerse.
Lissauer
(1890) proporcionó la primera demostración clínico-anatómica de la agnosia visual
en seres humanos y distinguió entre agnosia aperceptiva y agnosia asociativa. De
acuerdo con él, había dos aspectos en el reconocimiento visual de los objetos: a)
el proceso de reconocimiento perceptual de la impresión sensorial, y b) el
proceso de asociar esta percepción con preceptos previamente almacenados. En
este sentido, la agnosia aperceptiva sería un defecto básico en la percepción
visual, evidente en la incapacidad de reconocer las diferencias entre dos
objetos similares y de reconstruir mentalmente formas visuales. En la agnosia
asociativa, por el contrario, el paciente percibe formas pero no puede
interpretarlas; es capaz de parear figuras semejantes e incluso copiarlas, pero
no puede relacionar formas con objetos por ejemplo, un rectángulo con un libro
Wapner et al., (1978) analizaron el caso de un
artista que presentaba agnosia asociativa y decía: “Ahora mi mente interpreta
lo que veo… hace lo que mis ojos hacían antes”. Por lo común, los pacientes con
agnosia asociativa tratan de identificar las partes de una figura antes de
deducir la interpretación del todo.
AGNOSIA
VISUAL PARA OBJETOS
Se
refiere a un defecto perceptual específico para interpretar visualmente los
objetos reales. El paciente no sólo es incapaz de nombrar el objeto o de
señalar cuál essu función, sino que no recuerda haberlo visto nunca (Hécaen y
Albert 1978). Sin embargo, el objeto puede ser reconocido a través de otra
modalidad sensorial, como el tacto. Para diagnosticar la agnosia visual para
objetos es necesario que exista un integridad intelectual, ausencia de afasia
y, al menos, cierta visión residual.
Este
tipo de agnosia es un síndrome poco frecuente. Hécaen y Angelergues (1963)
encontraron cuatro casos en una muestra de 415 pacientes con lesiones
corticales, y De Renzi y Spinnler (1966) sólo uno entre 125 con lesiones
corticales unilaterales.
Estudiosos
como Crichley (1964), y Bender y Feldman (1972) han cuestionado la existencia
de la agnosia visual para objetos y prefieren considerarla como un defecto
resultante de algún deterioro intelectual. Hay, sin embargo, múltiples estudios
de caso que apoyan la existencia del síndrome (Albert et
al., 1975; Alexander y Albert, 1983; Hécaen et
al., 1974; Lhermitte et al.,
1973; Rubens y Benson, 1971; Kawahata y Nagata, 1989).
En
la agnosia visual para objetos las dimensiones del objeto utilizado no
modifican su reconocimiento. Para el paciente, es difícil reconocer tanto un
libro de tamaño grande como uno de tamaño pequeño. Sin embargo, si el objeto se
lleva de un lado a otro o se ubica en su contexto natural, sí puede ser
reconocido.
La
distinción propuesta por Lissauer entre agnosia aperceptiva y agnosia
asociativa se puede aplicar a la agnosia para objetos (De Renzi y Luccheli,
1993;Warrington, 1985). En la aperceptiva hay incapacidad de identificar la
forma de los objetos asociada con la imposibilidad de parear objetos
semejantes, así como para copiar dibujos de objetos. En la agnosia asociativa,
por el contrario, se conservan la capacidad de describir el objeto, la
posibilidad de parear objetos similares y de copiar un objeto, pero no se puede
reconocer el objeto.
Es
común que el paciente reconozca figuras geométricas y fotografías familiares.
Cuando se trate de tocar los objetos o de oír el sonido característico que
producen, se reconocerán de inmediato.
En
casos de agnosia para objetos, hay distintos grados de severidad. Cuando son graves,
se presenta una incapacidad total de reconocer objetos reales; cuando son menos
severos, el paciente tiene dificultades para reconocer esquemas o dibujos de los
objetos, a pesar de que reconoce adecuadamente los objetos reales. Finalmente, puede
haber pacientes cuya dificultad de reconocimiento radica en la interpretación de
figuras superpuestas del tipo Poppelreuter, con la capacidad conservada de
reconocer cada una de estas figuras de manera independiente. Se espera que una
persona adulta con alto nivel educativo reconozca fácilmente figuras
superpuestas; el nivel de reconocimiento de estas figuras es menor en los
niños, pero hacia los 12 años el nivel de reconocimiento se aproxima al 100%
(Ardila, y Rosselli, 1994).
Los
casos graves de agnosia visual para objetos aparecen por lesiones bilaterales posteriores,
en especial de los lóbulos occipitales. La causa más frecuente de agnosia
visual para objetos son los accidentes cerebrovasculares por oclusión de las arterias
cerebrales posteriores. La circunvolución fusiforme, lingual e hipocámpica, así
como la sustancia blanca profunda de las regiones temporo-occipitales, parecen ser
las áreas más importantes en el análisis visual de los objetos.
ACROMATOPSIA
Y ACROMATOGNOSIA
Los
defectos en la percepción de colores por lesiones en el sistema nervioso
central, en ausencia de enfermedad en la retina, se denomina acromatopsia. El
paciente tiene una adecuada percepción de las formas, pero las ve sin color, en
diferentes tonos de gris. El defecto en la percepción del color se puede
observar en sólo una parte, o en todo el campo visual.
Las
primeras descripciones de acromatopsia datan del siglo XIX. Verrey (1888) describió a una
mujer de 60 años que perdió súbitamente la percepción del color en el campo
visual derecho, como consecuencia de un infarto occipital izquierdo, y señaló
que las circunvoluciones fusiforme y lingual son las responsables del
reconocimiento del color. Esta descripción anatómica fue confirmada por medio
de métodos radiológicos (Damasio y Damasio, 1986). Las lesiones inferiores de
la corteza de asociación visual de cualquiera de los dos hemisferios pueden
alterar la percepción del color; de haber lesiones unilaterales, surgirá una
hemiacromatopsia, que incluye el campo visual contralateral a la lesión, y de
haber lesiones bilaterales se hallará una acromatopsia completa, que cubre todo
el campo visual.
La
acromatognosia (agnosia al color) se refiere a un defecto en la categorización de
los colores, aunque el paciente los perciba correctamente. Éste podrá percibir
colores pero no podrá parear adecuadamente colores del mismo tono, seleccionar
un color por orden verbal o denominar los colores en ausencia de afasia. En
este último caso, sin embargo, sería más apropiado referirse a una anomia al
color y no a una agnosia al color, pues el paciente tampoco será capaz de
reconocer el color adecuado de objetos específicos —como el color de la sangre,
del pasto, del cielo, etc. La agnosia al color rara vez se observa con todos
estos síntomas descritos: en ocasiones aparece más como un defecto
amnésico-afásico, en el que el paciente no es capaz de denominar los colores ni
comprender sus nombres; es como si hubiera una anomia exclusiva para colores.
En otros casos, el defecto agnósico es más puro, con dificultades evidentes para
agrupar colores y hacer uso de ellos (por ejemplo, al colorear figuras).
La
acromatognosia rara vez se presenta como un síndrome aislado, independiente de
otros trastornos neuropsicológicos. A menudo, se asocia con alexia sin agrafia
y con defectos en el campo visual contralateral a la lesión. El hemisferio izquierdo
posterior se considera como el principal sustrato anatómico de la
acromatognosia.
Las
áreas anterior e inferior del lóbulo occipital (circunvoluciones lingual y
fusiforme) se consideran determinantes en el reconocimiento de los colores (Hécaen
y Albert, 1978; Damasio y Damasio, 1983).
ALEXIA
AGNÓSICA (ÓPTICA)
La
alexia sin agrafia —también conocida como alexia óptica, alexia pura o alexia
occipital es una agnosia visual para palabras. En este tipo de alexia el
paciente puede reconocer letras pero no leer palabras, aunque conserva la
escritura espontánea, al igual que su capacidad de escribir al dictado. La
alexia sin agrafia se asocia con hemianopsia (o al menos cuadrantopsia),
defectos en el reconocimiento de los colores (acromatognosia) y simultagnosia.
Se sabe que el lóbulo occipital izquierdo, en particular la circunvolución
lingual, y el esplenio del cuerpo calloso son los sustratos anatómicos de este
tipo de agnosia.
PROSOPAGNOSIA
La
prosopagnosia es una forma de agnosia visual específica para rostros
familiares.
La
palabra prosopagnosia proviene del griego prosopos
=rostro o persona, y gnosis =conocimiento.
Bodamer (1947) fue el primer investigador que utilizó el término para definir
el trastorno en el reconocimiento de rostros, sin relación con otros tipos de
agnosia visual. Sin embargo, estudios sobre este trastorno habían sido
realizados ya por Quaglino y Borelli en 1867 (Benton, 1990).
El
paciente con prosopagnosia pierde la capacidad para reconocer a las personas por
el rostro y debe recurrir a aspectos accesorios, como la voz o la vestimenta,
para identificar a alguien. Es un déficit selectivo de la identidad del rostro,
aunque se puede conservar (no siempre) la capacidad de interpretar otros tipos
de información facial, como la expresión emocional, la edad y el sexo (Serget y
Villemure, 1989). En casos muy graves, el sujeto no puede determinar el sexo y
la edad del rostro (Lopera y Ardila, 1992). Lopera y Ardila informan sobre una
persona que recurría a elementos como el cabello y los adornos —los aretes,
digamos— para descubrir el sexo de un rostro, y a la voz para determinar la
edad.
Los
pacientes con prosopagnosia reconocen las diferencias entre un rostro y otro y
son capaces de parear rostros semejantes, pero no pueden identificarlos. En ocasiones,
el defecto puede extenderse al propio rostro del paciente, que es incapaz de
reconocerse en un espejo o en una fotografía, y aun se ha olvidado de cómo era su
rostro. A pesar de ello, puede saber que una cara es una cara, y que ésta
incluye ciertos elementos, como los ojos, la nariz, etcétera.
Así,
la prosopagnosia parece ser un defecto para reconocer los miembros individuales
de una categoría visual específica, y la mayoría de los pacientes también
tienen dificultad para reconocer los miembros individuales de grupos de
estímulos que pertenecen a otras categorías visuales (carros, flores, animales,
etc.). Son capaces de reconocer la categoría (“es un carro”) pero no pueden
determinar qué tipo de carro es, es decir, no reconocen el miembro individual
de la categoría. En caso de prosopagnosia se altera el reconocimiento de los
miembros específicos pertenecientes a una clase visual, a pesar de lograrse el
reconocimiento de la clase.
"El Dr P. era un musico distinguido, habia sido famoso como cantante, y luego habia pasado a ser profesor de la Escuela de Musica local. Fue en ella, en relación con sus alumnos, donde empezaron a producirse ciertos extraños problemas. A veces un estudiante se presentaba al Doctor P. y el docto P. no lo reconocia; o, mejor no identificaba su cara. En cuanto hablaba, lo reconocía por la voz",
Fragmento del capitulo "EL HOMBRE QUE CONFUNDÍA A SU MUJER CON UN SOMBRERO". OLIVER SACKS.
Sabia usted que? Brad Pitt. El famoso actor sufre prosopagnosia, una agnosia visual que impide al individuo reconocer caras familiares. En los casos más graves, el enfermo puede no reconocerse a sí mismo en un espejo
Bibliográfica sugerida
Ardila, A., & Rosselli, M. (2007). Neuropsicología clínica. Editorial El Manual Moderno.
Sacks, O. (2016). El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Anagrama.
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